La reciente publicación por parte de la editorial Bibliópolis
de Mundos y demonios,
la segunda novela de Juan Miguel Aguilera ambientada en el universo
deAkasa-Puspa me ha despertado la curiosidad hasta tal punto que
he decidido embarcarme en esta saga desde el comienzo, tanto por
la originalidad que plantea como por las garantías que me
transmite un autor como Aguilera.
Mundos en la eternidad no es un libro cualquiera, no es un simple
comienzo de una saga espacial. Más bien es una refundación
de esta. A finales de los años 80, Aguilera colaboró
con Javier Redal y escribieron dos novelas de CF hard sobre
las civilizaciones existentes en un cúmulo globular denominado
Akasa-Puspa. Estas dos novelas eran Mundos en el abismo e Hijos en la eternidad y las dos se complementaban. Ambos
autores recibieron buenas críticas, tanto por el planteamiento
innovador como por sus toques hard dónde varias ramas científicas
como la biología (exobiologia más bien) y la física
estaban muy presentes y determinaban la dirección que tomaban
las novel.las. El 2001 se hizo la refundación. Se unieron
las dos obras, se retocaron algunos capítulos, se afinó
el estilo y se dejó la obra como querían en un principio
los autores. Esta unión, esta reedición retocada dio
lugar a Mundos en la eternidad y fue publicada por Equipo Sirius.
Mundos en la eternidad es una obra ambiciosa que describe como
la humanidad vive en un cúmulo globular que viaja por el
espacio. Las distancias dentro del cúmulo son factibles para
que pueda existir el viaje interestelar y varias civilizaciones
e imperios sin recurrir a inventar maravillas tecnológicas
ni velocidades más allá de la luz. Redal y Aguilera
se encargaron de dotar este pequeño universo de naves posibles
y de ecosistemas viables creando de paso una ambientación
única y original dónde desarrollar esta y otras novelas.
En el momento actual de la acción tres grandes potencias
se disputan la periferia de Akasa-Puspa: El imperio, tecnológicamente
superior pero que ya hace años que se encuentra en decadencia,
la Utsarpini, una especie de federación de planetas exteriores
dirigida por un líder que está en pleno auge y la
omnipresente Hermandad, la potencia religiosa del cúmulo,
aglutinadora de todas las religiones humanas del pasado. El descubrimiento
fortuito de un rickshaw destruido (enormes contenedores que
viajan comunicando los diversos planetas imperiales) hace que se
envie una misión científica entre el Imperio y la
Utsarpini para determinar qué puede haber pasado puesto que
sólo el Imperio tiene una tecnología capaz de destruir
un rickshaw pero es ilógico que el mal se lo hayan
hecho ellos mismos, mientras la Hermandad que no quiere quedarse
fuera, se prepara entre las sombras.
Las investigaciones que harán los científicos los
llevarán a buscar el origen de la humanidad, un origen que
se perdió en la memoria del tiempo y que es el verdadero
objetivo que persigue la novela: Encontrar el modus operandi,
el porqué y el cómo los antepasados de la humanidad
pudieron construir las enormes babeles, torres kilométricas
que comunican la superficie de todos los planetas con el espacio
para poder acceder a este fácilmente, de dónde sacaron
una tecnología que hoy en día aun no se ha podido
equiparar y sobre todo conocer de dónde proviene el hombre.
Los autores realizan un ejercicio de equilibrio entre el space
opera más tradicional y la CF hard: Tenemos un misterio
de escala cósmica, batallas, razas alienígenas, algunas
de ellas guerreras y otras que aportan todavía más
misterio a Akasa-Puspa, especulaciones tecnológicas y científicas
constantes pero más que razonadas
en definitiva una
obra que podría compararse a las mejores escritas por los
escritores anglosajones. Se ha dicho (y es cierto) que la novela
tiene muchos puntos en común con obras de fama mundial como Cita cono Rama o Mundo
anillo (fama para algunos
para mí no tanto). Yo
todavía diría más: Coge lo mejor de estas y
además incorpora material propio de forma que acaba resultante
mucho más completa.
Pero de puntos negativos (o menos positivos, según como
se mire) también tiene: La escala cósmica en que se
desarrolla la obra es difícil de asumir
teniendo un
planteamiento realista como tiene, es dificil creer que durante
25 millones de años, las culturas de la humanidad hayan evolucionado
tan poco y las costumbres sean tan parecidas a las de ahora. Muchos
personajes están poco explotados, son puramente testimoniales
y aportan muy poco a la obra pese a tener un gran potencial. Sólo
el protagonista, Jonás Chandra tiene un verdadero lugar a
la novela. También he notado alguna pequeña incongruencia
argumental que no se si es debido a un descuido de los autores o
a una derivación de la unión de las antiguas novelas.
De todos modos la lectura es amena y sobre todo adictiva. El final
es correcto pero abierto de forma que sirve, tal y como dice Aguilera
en una entrevista reciente a Bibliópolis, como un capítulo
"0", como una base a partir de la cual poder escribir
toda una serie de novelas ambientadas en la original Akasa-Puspa
(por cierto, en sanscrito, "Una flor al cielo"). Aguilera
y Redal demostraron que se puede escribir CF seria y entretenida
a la vez con este libro, que se pueden realizar especulaciones próximas
y a largo plazo tocando de pies en el suelo y que el sentido de
la maravilla no tiene fin cuando uno tiene imaginación. Espero
que este capítulo "0" acontezca el primero de una
larga serie, siempre que se garanticen los niveles de calidad logrados
en esta primera novela.
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